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Conecto con mis hijos.

Actualizado: 6 sept


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En la vida acelerada que llevamos, muchas familias sienten que la convivencia diaria no siempre se traduce en verdadera conexión. Entre el trabajo, la escuela y las responsabilidades, los momentos de calidad se vuelven escasos, y sin darnos cuenta, empezamos a hablar menos, a escuchar menos… y a comprendernos menos.

Pero la buena noticia es que es posible revertir esta desconexión y fortalecer el vínculo con tus hijos en un tiempo relativamente corto, siempre que exista intención, acompañamiento profesional y una metodología probada.

¿Por qué es tan importante la integración familiar?

La integración familiar no significa simplemente “estar juntos”, sino sentirse parte de un mismo equipo, donde cada miembro puede expresarse libremente, sentirse escuchado y colaborar para resolver los desafíos del día a día.

Cuando padres e hijos logran este nivel de conexión:

  • Se reducen los conflictos y malentendidos.

  • Mejora la comunicación emocional.

  • Los hijos desarrollan mayor autoestima y seguridad.

  • Los padres sienten más confianza en su rol educativo.

El reto de las familias de hoy

En mi experiencia acompañando a padres e hijos, he visto que muchas familias quieren mejorar su relación, pero no saben por dónde empezar. Algunos de los problemas más comunes son:

  • Conversaciones que se convierten en discusiones.

  • Falta de tiempo para compartir sin distracciones.

  • Dificultad para hablar de emociones.

  • Sentir que cada uno “vive en su propio mundo”.

Lo preocupante es que, si no se interviene a tiempo, estos patrones pueden volverse costumbre y generar distancias emocionales que después cuestan mucho más cerrar.

Un camino de tres meses para reconectar

En nuestros talleres de integración familiar, trabajamos con un enfoque vivencial, utilizando herramientas como el psicodrama y la terapia breve centrada en soluciones. Esto permite que padres e hijos experimenten juntos nuevas formas de comunicarse y resolver problemas. En Senviby te ofrecemos:

El proceso se desarrolla en tres etapas:

  1. Diagnóstico inicial Identificamos las áreas de oportunidad en la comunicación, los roles familiares y la expresión emocional. Esto nos permite diseñar un plan personalizado.

  2. Entrenamiento vivencial A través de dinámicas, dramatizaciones y ejercicios guiados, la familia práctica cómo escuchar, expresarse y colaborar en un ambiente seguro y libre de juicios.

  3. Evaluación final Medimos el avance, celebramos los logros y entregamos herramientas para mantener la conexión a largo plazo.


    Un estudio de la Universidad de Harvard señala que las familias que comparten al menos tres actividades recreativas a la semana presentan un 30% menos de conflictos y una comunicación más fluida entre padres e hijos.

Ventajas competitivas de este enfoque

  • Resultados medibles: no solo “se siente” la mejora, también se observa en indicadores claros de comunicación y resolución de conflictos.

  • Metodología segura y efectiva: adaptada a la edad de los hijos y a la realidad de cada familia.

  • Impacto duradero: las habilidades aprendidas permanecen como recurso para toda la vida.

    Contáctanos.



 
 
 

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